Es muy difícil decir algo nuevo
sobre Bankia. Prácticamente esta todo escrito y dicho a excepción de lo que realmente
hay que decir y por quién: la verdad y por el máximo responsable.
Nos tienen que explicar qué es lo
que ha pasado con Bankia. El desarrollo de los acontecimientos manifiesta
anormalidades por los cuatro costados en los últimos 15 días: destitución de
Rato; debacle de las cotizaciones; tranquilidad aparente mediante un “aquí no pasa nada”; recuperación de las
acciones (el día 18 recuperan hasta un 30%); dimisión de todo el consejo de administración;
beneficios de 2011 por 40 millones de euros; pérdidas de más de 400 millones;
último dato de las pérdidas alcanzando más 3.000 millones de euros; agujero de
4.000 millones; nuevo dato del agujero por 7.500 millones; corrección del dato
a 9.000 millones; otro de 15.000; último (hasta ahora) de 19.000 más los 4
iniciales totalizando más de 23.000.000.000 euros ¡¡¡ 4.000.000.000.000 cuatro billones
de pesetas!!! ¡¡¡Un escándalo!!! ¡¡¡Un mareo!!!
Las cifras son de tal envergadura
que no caben explicaciones baratas de ajustes o partidas mal registradas. Aquí
ha habido mentiras, falsedades y ocultación de datos que no tienen más salida
que los tribunales. No basta con actuaciones mojigatas de dimisiones. Al
tratarse de una entidad “nacionalizada” con la participación del Estado, los
españoles tenemos todo el derecho a saber qué es lo que pasa con nuestras
inversiones. Somos parte del Estado.
Las explicaciones tendrán que ser
tan suficientemente claras como claras han de ser las consecuencias de los
responsables de la pésima gestión y de la ocultación de datos, ya se traten de
financieros o políticos del nivel que sea.
Al mismo tiempo, hay que hacerse
una reflexión sobre los controles, auditorías, pruebas de estrés y demás actuaciones
de agencias financieras, Banco de España, Gobiernos, intervenciones europeas etc. etc. que con
tanta locuacidad nos han ido “tranquilizando”, o mejor decir engañando.