Creo que todos tenemos hobbies,
aficiones y ciertas querencias (sueños) que desde pequeños intentamos realizar
en cuanto se den las circunstancias necesarias para ello. La verdad es que
cuando esto ocurre, la cosa casi siempre se queda en eso: simplemente un
capricho o un deseo satisfecho y nada más, incluso sin consecuencias
trascendentales.
Cada acometida que efectuemos alcanzará
unos resultados en proporción directa a la intensidad que pongamos en el empeño
y a la calidad de nuestras acciones y movimientos para su elaboración. Es
decir, estaremos más cerca del éxito cuanto más fuerza e ilusión derrochemos.
También es relevante la preparación; cuantas y cuantas veces hemos pensado en cómo
tratar cada una de las partes o etapas que asignamos a nuestro proyecto y la
forma en que resolveríamos los obstáculos que, sin duda, se presentarán.
Por otra parte, los años van engordando
nuestra mochila personal de conocimientos y nos van aportando la madurez que,
sin saberlo en ese momento, nos facilitará el abordaje de la aventura.
Recientemente he tenido una sorpresa
que me ha llenado de satisfacción. Una muy buena y muy antigua amiga, Matilde
Gonzálvez, ha editado un libro, una novela que tenía escrita hace ya algún
tiempo. En un momento dado se dedicó a realizar algo que le gusta, escribir, y
creo que tiene alguna novela más, ya preparada.
EL SIRIKAL, se titula la novela que, como referencia su autora,
cuenta cinco historias de amor. Se desarrolla en una hacienda en el norte de
España. La familia propietaria, de recia educación y costumbres, configura las
historias de amor del relato.
En mi opinión, constituye una novela de
exquisita presentación y fácil lectura. Con un vocabulario exento de
tecnicismos que permite entender perfectamente, al lector, lo que la autora
quiere contar sin necesidad de la "relectura" a la que muchas obras
nos obligan para asimilar algunos de sus párrafos.
Es de destacar, en mi opinión, la
detallada forma de describir los lugares, paisajes y los trajes de los
personajes así como el deleite de la autora al contarnos las variadas
cabelleras y sus personales peinados.
Sobre la trama en sí, me ha llamado la
atención la naturalidad con que sobrellevan, la mayoría de los protagonistas,
las enormes mentiras sobre su conducta y su propia vida. Cómo trascendentales
mentiras se mantienen durante años. Cómo los fieles Pedro y Lucía al servicio
de la casa se hacen cómplices y encubridores, pero siempre fieles, de las
mentiras de algunos de los personajes.
Quizás estas circunstancias enriquecen
las diferentes historias consiguiendo así que el último tercio de la novela se
lea con cierta ansiedad y mucha intriga.
En definitiva, lo mejor es leer El
Sirikal y pasar unos buenos ratos de relajamiento y descanso.
Para mí, como he pretendido destacar,
aparte de la propia novela tiene una gran importancia y mérito para su autora
el haber conseguido materializar ese sueño con la edición de este libro.
Un beso muy grande Matil y que no se cierre aquí tu ciclo de escritora.