La noticia del día es la
destitución del Fiscal superior de Cataluña por sus declaraciones sobre la
consulta soberanista planteada en Cataluña. Las opiniones en la prensa y
emisoras de radio son de lo más dispares y variopintas. Que si se trata de un
problema de libertad de expresión; que si es una simple demanda para modificar
la ley; que si representa lo que pide el pueblo; que si tal que si cual.
En mi opinión, el enfoque
correcto del problema, es si el fiscal puede y debe manifestarse públicamente sobre
estados de opinión y necesidad de cambios en las leyes o no. Creo firmemente
que para ello dispone de los cauces y foros adecuados. No puede cuestionar públicamente la bondad de las leyes en vigor y, desde luego, nunca
asesorar sobre opciones para bordear y trampear las leyes existentes. Como
algún medio ha planteado, se trata de un problema de disciplina institucional.
Recientemente hemos visto, con
motivo de los desahucios –triste y desagradable situación- que en algunas
ciudades el Cuerpo de Bomberos se negaba a participar en ellos. También se manifestaban
así algunos agentes de la autoridad local.
Los fiscales, jueces, policías, ejércitos,
bomberos y demás colectivos institucionales, sean de ámbito nacional, autonómico
o local están constituidos para ejercer un servicio público en pro y defensa de
los ciudadanos, cumplir y hacer cumplir las leyes. Siendo esto así, a nivel
institucional no pueden salirse de la disciplina a que se deben y mucho menos
negarse a cumplir las órdenes y servicios que la autoridad les demande.
¡¡Cómo es
posible que haya habido policías locales y bomberos en algunas localidades que
se han negado a ejercer sus funciones en los desahucios!! Policías locales en
Granada negándose a participar en los actos de La toma. ¡Cuidado!, esto es
peligrosísimo. Si cada grupo, sobre todo los organizados de forma legal dentro
de la estructura del estado, se auto dotan de privilegios y autoridad
particular según sus tendencias y creencias (casi siempre manejados por
cabecillas interesados) para decidir lo que deben hacer y cómo actuar en cada
problema que surja, sin tener en cuenta las leyes en vigor y la autoridad
legalmente constituida, nos encontraremos en una senda muy, pero muy, escabrosa
hacia la anarquía. Así actuaban en los años 34 y 35 los grupos y cuerpos similares,
decidiendo acciones fuera de la ley y atacando a sus oponentes con las medidas
que cada uno tomaba como más ejemplares. Social y organizativamente
hablando: el caos.
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