martes, 5 de marzo de 2013

INSTITUCIONES - AUTORIDAD

La noticia del día es la destitución del Fiscal superior de Cataluña por sus declaraciones sobre la consulta soberanista planteada en Cataluña. Las opiniones en la prensa y emisoras de radio son de lo más dispares y variopintas. Que si se trata de un problema de libertad de expresión; que si es una simple demanda para modificar la ley; que si representa lo que pide el pueblo; que si tal que si cual.
En mi opinión, el enfoque correcto del problema, es si el fiscal puede y debe manifestarse públicamente sobre estados de opinión y necesidad de cambios en las leyes o no. Creo firmemente que para ello dispone de los cauces y foros adecuados. No puede cuestionar públicamente la bondad de las leyes en vigor y, desde luego, nunca asesorar sobre opciones para bordear y trampear las leyes existentes. Como algún medio ha planteado, se trata de un problema de disciplina institucional.
Recientemente hemos visto, con motivo de los desahucios –triste y desagradable situación- que en algunas ciudades el Cuerpo de Bomberos se negaba a participar en ellos. También se manifestaban así algunos agentes de la autoridad local.
Los fiscales, jueces, policías, ejércitos, bomberos y demás colectivos institucionales, sean de ámbito nacional, autonómico o local están constituidos para ejercer un servicio público en pro y defensa de los ciudadanos, cumplir y hacer cumplir las leyes. Siendo esto así, a nivel institucional no pueden salirse de la disciplina a que se deben y mucho menos negarse a cumplir las órdenes y servicios que la autoridad les demande.
¡¡Cómo es posible que haya habido policías locales y bomberos en algunas localidades que se han negado a ejercer sus funciones en los desahucios!! Policías locales en Granada negándose a participar en los actos de La toma. ¡Cuidado!, esto es peligrosísimo. Si cada grupo, sobre todo los organizados de forma legal dentro de la estructura del estado, se auto dotan de privilegios y autoridad particular según sus tendencias y creencias (casi siempre manejados por cabecillas interesados) para decidir lo que deben hacer y cómo actuar en cada problema que surja, sin tener en cuenta las leyes en vigor y la autoridad legalmente constituida, nos encontraremos en una senda muy, pero muy, escabrosa hacia la anarquía. Así actuaban en los años 34 y 35 los grupos y cuerpos similares, decidiendo acciones fuera de la ley y atacando a sus oponentes con las medidas que cada uno tomaba como más ejemplares. Social y organizativamente hablando: el caos.

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