
Qué lástima me da cuando observo cómo
se deja la profesionalidad de lado y su falta se quiere justificar y achacar a
los ajustes económicos y estructurales que la crisis está imponiendo.
De entre los valores humanos más
destacados que se pueden aportar al desarrollo de una actividad – y quizás menos frecuentes de lo deseado - se
encuentra la profesionalidad además
de honradez, fidelidad y otros.
Se trata de una cualidad de carácter
muy personal como base de toda una actuación y que debe estar a salvaguarda de
cualquier otra consideración o presión, sea de carácter económico o estructural.
¡¡Lo que hagas hazlo bien!! con dedicación y responsabilidad.
En otros comentarios anteriores
me he referido a la facilidad con que los mediocres o pobres de espíritu
achacan todos sus males y deficiencias, a la empresa, al jefe o hasta sus
propios compañeros. Ahora también a los recortes y ajustes. Lamentable.
Viene a cuento esto, por lo que
ha ocurrido ya dos veces en el último mes en el ambulatorio de Armilla para con
los controles necesarios a los “anticoagulados”. Se trata de que periódicamente
los enfermos en mayor o menor grado del corazón y siempre por prescripción
médica, han de realizar un control del nivel de coagulación en su sangre.
Asunto delicado que previene riesgos de trombos o hemorragias. Este control es
de lo más sencillo, se deposita una gota de sangre en una tira reactiva y una
maquinita da el resultado en menos de un minuto.
Pues bien, no había tiras
reactivas. Los pacientes debían esperar más de una hora o volver otro día a ver
si la suerte estaba de cara. Habían ido a buscar las dichosas tiras a otro
pueblo.
Aún desconociendo el sistema de
reaprovisionamiento de material básico para los servicios de enfermería de un
ambulatorio, hay que pensar que existe un responsable de las existencias y de
efectuar los pedidos oportunos. Quizás sea cierto que las circunstancias hayan
modificado la frecuencia o las cantidades de pedido pero lo que no han cambiado
son las necesidades de las tiras reactivas ya que los pacientes son, más o
menos, los mismos.
No es de recibo que en un
servicio de estas características puedan faltar elementos tan comunes, como si
faltara algodón, alcohol u otros básicos. Menos aún puede admitirse la justificación
de que esta anomalía se produce por los recortes y la tan socorrida exclamación
de ¡¡no sabemos a dónde vamos a llegar!!
No, mire usted, esto se produce
por una total falta de profesionalidad en los responsables, que desconocen sus
obligaciones para con la sociedad y les es más fácil incurrir en una
negligencia que puedan achacar a otros.
Con esta
gente si es verdad que ¡¡no sabemos a dónde vamos a llegar!! La calidad en el
trabajo prestigia a un país pero su falta lo arrastra a otros mundos
inferiores.