El viernes 17, quedó sentenciada la nefasta campaña de
Xosé Mourinho con la derrota ante un gran Atlético. Alguien ha dicho que ha
sido la temporada china para él: chin liga, chin champion, chin copa, chin
nada.
A mí personalmente me gustaba el tal Mourinho. Siempre
me han gustado los personajes públicos y populares con un punto de atrevimiento
asocial, con ciertas dosis de chulería. Siempre con una respuesta valiente ante
la presión mediática o de sus adversarios. El punto de "chulería" que
les lleva a decir "su verdad", su comentario (no siempre bien
recibido aunque casi siempre esperado), como le pasaba en buena medida a Javier
Clemente.
Este punto de chulería, de altanería, insisto, a mi me
cae bien cuando se bordea lo permisible (como pasa en el juego del mus,
faroleando), pero siempre sin pasar la barrera de las ofensas, mentiras y
descalificaciones.
A Cristiano Ronaldo le pasaba eso, en un principio avasallaba
al compañero y al adversario, se cachondeaba del público, era un cretino, un creído
insufrible que menguaba sus méritos deportivos y daba pie a sus enemigos para
la más dura crítica. Pero Cristiano, a mi entender, fue socializándose y
engrandeciéndose con buenas dosis de humildad. Ya pasa la pelota, no es solo
suya, juega en equipo, tira de él, los compañeros no son "sus"
asalariados, ayuda en la defensa. Bien! ha dominado ese punto de chulería.
Punto del que carece el mojigato de Mesi, intentando dar la impresión de que
nunca ha roto un plato pero imponiendo su voluntad por lo zorrito.
Por el contrario, nuestro Xosé ha recorrido el camino
al revés. Ha manejado ese punto de chulería respaldado por los buenos
resultados o, al menos, menos malos. Pero ha entrado en una espiral que ha
rebasado todas las líneas rojas de la ética y la educación cayendo en actitudes
inadmisibles de soberbia y orgullo desmedido, perjudicando notablemente la
historia del Real Madrid como entidad.
Esa derrota hacia el abismo ha llegado a provocarle,
como mecanismo proyectivo de defensa, un endiosamiento tan negativo para él como
para lo que representa. Como a los césares en la antigua Roma, le ha faltado el esclavo que
oportunamente le recordara que no era más que un pobre mortal con una
obligación que cumplir. En el caso de nuestro Xosé se le podría cantar aquello
de:
¡Oh Xosé! , ¡oh Xosé!
dentro do zapato ti tes o pe.
Su soberbia le ha llevado a destrozar uno de los mejores
equipos que puede pensarse en el futbol actual. Todos sus componentes
internacionales, muchos, campeones de importantes trofeos y hasta del mundo.
Pero no, su soberbia no podía permitir que nadie sobresaliera sobre su ego. Descalificó
y humilló públicamente a Pedro León y Granero entre otros, y sus últimos
episodios con el propio CR, Benzemá, Higuain, Sergio Ramos y por supuesto con
Iker Casillas y el antes fiel Pepe. En sus manipulaciones no dudó poner en
entredicho a profesionales como Adán, Nacho, Morata y otros. Sus
"espantadas" ponían al pie de los caballos al buenazo de Karanka.
No ha de olvidarse que desde su incorporación ha
venido "trabajando" para anular a personas como el propio Valdano y
modificar a su conveniencia las estructuras del club. Claro que de esto también
es responsable el presidente Florentino.
El paroxismo de su soberbia han sido los castigos a
Iker y a Pepe. Sí, a Casillas tenía que haberlo reintegrado a su puesto natural
en el equipo cuando fue dado de alta. Ya nunca sabremos qué habría pasado en la
Chanpions y en la Copa del Rey ¿habría recibido Iker 6 goles 6 en los dos
partidos cruciales? Ojo que esto no es una crítica a Diego López, es a nuestro
Xosé. En la final de la Copa, con Pepe en la grada y en el campo un Albiol al
que Mourinho había relegado al papel de suplente desde su llegada al Madrid.
Qué se podía esperar del alternamiento continuo de Benzemá con Higuain, pues
eso, que ninguno estaba motivado suficientemente. A un profesional le motivan
más las muestras de confianza que el pique de barrio.
¡Oh Xosé! ¡Oh Xosé! que mal lo has hecho. Yo, como otra
mucha gente, te valorábamos bien pero ahora te has ganado tu solito el
descrédito, el deshonor profesional. Vete con tu soberbia a otro lado ¡anda!
£ !Mourinho vete ya!
£ !Mourinho vete ya!
£ !Mourinho vete ya!