lunes, 13 de mayo de 2013

MANIFESTACIONES PROTESTA


Soy contrario a las manifestaciones callejeras y pancarteras con poquísimas excepciones. La gran mayoría de ellas no sirven para nada, no logran ninguno de sus objetivos (cuando los tienen, que no siempre los tienen claros) y un porcentaje demasiado alto de ellas acaba en algarada callejera, trifulca violenta con la autoridad que, en definitiva, solamente consiguen deteriorar la imagen de España en el exterior. Quizás exista alguna estadística que revele las verdaderas intenciones destructivas de los que las promueven, aprovechándose de lo fácil que es manipular las masas, sobre todo cuando se enarbolan eslóganes demagógicos.

¡No a la guerra! Caramba, quién quiere la guerra, es un deseo común que no nos gusten las guerras. “Dos no pelean si uno no quiere” ¡mentira! Basta que uno se empeñe para que dos o más se peleen.

¡Que bajen los impuestos! Todos queremos pagar menos impuestos.

¡Servicios públicos y gratuitos! Sí sí, pero queremos pagar menos impuestos. Quién y cómo se paga lo público?

¡Más trabajo! Deseo primario (para algunos solo eso: deseo) para conseguir ingresos.

¡Mejoras salariales! Así, por las buenas. Sin medir las mejoras en la productividad y en la rentabilidad. Todos queremos ganar más.

¡Ganar más y trabajar menos! No quedamos en que queríamos más trabajo?

Y así otros muchos, la mayoría de los mensajes que se utilizan para movilizar a la gente con fines ocultos y perversos. En fin, tengo más confianza y defiendo la reclamación más razonada, organizada y conducida a través de los cauces legales.

En agosto de 2012, escribía en este blog un apartado que denominaba “Partidos Políticos”, en el que me preguntaba por qué no se constituían en un partido todos los cabecillas y portavoces de gran número de las manifestaciones que nos incordian a diario para presentarse en las elecciones. Ahora parece que desde algunas tribunas se está animando al movimiento 15M para que se presenten en las próximas elecciones. Me parece muy bien. Por una parte, conoceríamos los líderes intelectuales de tal movimiento (recientemente una portavoz socialista les acusó de pertenecer a la derecha política) y su capacidad de organizar tanto estructural como funcionalmente las personas y las ideas. Creo que será difícil que veamos una organización de responsables para puestos de responsabilidad de verdad, no follonera. Diputados, senadores, alcaldes y demás representantes del pueblo. A mí, al menos, no me representan con una pancarta, un grito y una piedra pegándose con la policía.

Otra cosa son las protestas de verdadera y natural indignación por actuaciones del Gobierno con las que no podemos estar de acuerdo. Son estas unas manifestaciones muy respetables, y sobre ellas escribiré muy en breve con las consideraciones que, en mi opinión, debemos hacernos.

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