EL VALOR DE LAS COSAS

Este es El Grito de Edvar Munch (1863-1944) pintor noruego que ha querido reflejar la angustia. Acaba de venderse por 120 millones de dólares. Alguien ha dispuesto de 120 millones para comprarse un cuadro como la gran mayoría de los mortales podemos comprar un libro o un calendario por navidad. Es decir, un gesto de lo más normal.

El hecho –más que el propio cuadro- produce verdadera angustia si pensamos en la situación de faltas y necesidades existentes en todos los países de la Tierra, en todos por muy fuertes que puedan estar económicamente. Sin caer en manifestaciones demagógicas que siempre son tendenciosas, resulta un tanto inmoral irse de compras de esta manera.

Pero, ¿qué valor tienen las cosas? ¿quién marca el justiprecio de las cosas u objetos? ¿No recuerda, salvando las distancias, los comienzos de boom del ladrillo, creándose una burbuja que nos ha estallado en las manos a todos?

Soy de la idea de que todo puede valorarse en la vida, incluso gestos y actuaciones intangibles con lo que muchísimo más las cosas que tienen una representación tangible. Son fácilmente valorables, por ejemplo, fichajes de figuras del futbol o de cualquier otro deporte, solo hay que acertar en la estimación del reporte económico que se va a producir; en función de la oferta y la demanda, de la competencia…  Pero que una pintura alcance semejantes precios, no acierto a verlo.

Qué pasa? que ahora si nadie en el mercado del arte no valora El Grito en más de 20 millones por decir algo, su valor se mantiene falsamente en 120, o ha bajado a 20 millones. ¿Supone esto que su comprador ha perdido en pocos días 100 millones? Honradamente no creo que esto funcione así y mis dudas deben producirse por mi total desconocimiento del asunto, pero sigo pensando que tiene mucho de irracional.