De todos es sabido que en
Andalucía el Canal Sur (canal público de TV) se conoce por Canal Sevilla o
Canal pSoe.
No se encuentra entre los canales
de mi predilección por su descarada parcialidad - en algún sitio he leído que
es la televisión autonómica más politizada de España – pero el pasado sábado, encontrándome en casa de unos amigos, tuve la ocasión de ver el
comienzo del informativo de las 20 horas.
¡Qué lamentable espectáculo! Su
presentador, repitió en los dos primeros minutos, dos, hasta cinco veces la
coletilla que ya había oído a algún político sobre el déficit escondido en autonomías
del PP y que la tal herencia no era de Zapatero. La coletilla muy bien armada
hacía perfecto extracto de las intenciones del Psoe de derivar la atención
intentando volver la tortilla de los números ocultos por unos y por otros
(bueno todos los números no, solo aquellos que ahora interesaban).
Cuando los comentarios,
discursos, alegatos y otras manifestaciones provienen de los representantes de
los partidos políticos, se pueden entender como normales, aunque no deseables
por la falta de unidad que traslucen, ya que están en su papel, al menos en el
papel que entienden como más fructífero para sus objetivos. Pero los mismos
comentarios sin mención a ningún partido político de origen, sino como noticia
de apertura en un informativo (ni siquiera en un programa de carácter político)
resultan verdaderamente repugnantes.
Me quiero referir al cómo y no al
qué. Los hechos comentados los dejo aparte y no entro a valorarlos pero sí
quiero pararme en la objetividad y profesionalidad del periodista a la hora de
presentar una noticia. ¿Para actuaciones tan extremadamente partidistas ha estudiado
este señor una carrera de periodismo? ¿Es esta manipulación y visceralidad la
aprendida para transmitir información al público en general? Según me cuentan, este señor
lleva toda su vida en Canal Sur, televisión pública de la Junta en Sevilla,
entendiéndose así eso de Canal pSoe.
Qué lamentable resulta para la
sociedad el trabajo de quienes, teniendo la maravillosa virtud profesional de
la comunicación, se convierten en estómagos agradecidos con la prioritaria
función de salvar o conseguir ciertos privilegios y falsas seguridades
perdiendo la objetividad, imparcialidad y libertad mental.
Por desgracia este tipo de
actitudes es cada vez más frecuente en todo tipo de profesionales que,
realmente, están capacitados para prestar mejores servicios a la Sociedad en
general y a sus Empresas en particular.
"objetividad, imparcialidad y libertad mental"
ResponderEliminar¿Y quién dice eso?...