Tele5 es la cadena más chabacana y
hortera que se puede uno echar a la cara aunque, la verdad hay que reconocerla,
es también la más puntera en términos generales y de audiencia por populismo.
Sus programas base, cuyos contenidos mantiene de una u otra manera en todos los
demás como hilo conductor, son de lo mejor que se ha conseguido a la hora de
lavar el cerebro de sus adictos, distrayéndolos de los verdaderos problemas que
a todos nos acucian.
Utilizar el cotilleo, la crítica
fácil y cobarde, hacer un circo de las desgracias humanas les convierte en
carroñeros de élite. Emplear horas y horas al cabo del día, no menos de 5 o 6
todos los días del año en “descubrir” las miserias de gente famosa o famosilla
(algunos se lo han buscado con tenacidad) es vergonzoso en una sociedad que se
supone moderna y avanzada. Es muy curioso como los contertulios, colaboradores
y como quiera que se llamen (siempre encabezados por su sarcástico y
pluriempleado moderador) pretenden de vez en cuando aderezar su vulgaridad con
unos rasgos de seriedad y ética destacando lo cuidadosos que son por estar en horario
infantil.
Es cierto que al tratarse de
programación abierta para el “entretenimiento”, el espectador puede decidir ver
o no ver tal o cual contenido pero, en mi opinión, hay un apartado que sí es
mucho más sensible en su deber para con la sociedad: los telediarios.
Quizás siguiendo la tónica
general de la cadena, los telediarios de Tele5 “disfrutan” también con revolvernos
el estómago (casi siempre coinciden con el horario de comidas y cenas) al
mostrarnos toda la crudeza que por el mundo son capaces de recopilar por
guerras, asesinatos, enfrentamientos, malos tratos a personas o animales,
matanzas y desastres de la propia naturaleza.
No pretendo decir que no se han
de dar las noticias por duras que sean que al fin y a la postre son reales como
la vida misma. Lo que quiero destacar es aquello de que “una imagen vale más
que mil palabras” es totalmente cierto pero, ojo, es tan cierto para lo bueno
como para lo malo. Una imagen de una decapitación o un fusilamiento, por
ejemplo, es deplorable mientras que para contarla se pueden utilizar los tonos
y las palabras que cumplan el fin de informar pero sin producir vómitos. A estos
malos tragos nos tiene acostumbrados Tele5.
El pasado lunes, en el telediario
de las nueve de la tarde, en total horario infantil, comentan la
decisión (¿?) de la Junta de Castilla-La Mancha de autorizar la caza del jabalí
con lanza y, naturalmente, con imágenes de unos caballeros (en caballo) con sus
lanzas a la caza y derribo de los jabalíes, con los pobres animales retorciéndose
en el suelo malheridos esperando ser rematados por los valientes cazadores y
sus largas lanzas. ¡¡Vamos!! un cuadro de la bestialidad a la que el hombre
puede llegar, más propia de las sociedades de hace tres o más siglos.
¡¡Ya basta!! Desde ese mismo
momento he declarado el boicot total a los telediarios de Tele5.
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