lunes, 25 de junio de 2012

LAS CINCO ÍES


Las marchas del vehículo en el que hayamos decidido efectuar un viaje son importantísimas para realizarlo con ciertas garantías de éxito, en cuanto a su objetivo final así como previamente superar cada una de las etapas por las que nos veremos obligados a transitar.

Desde hace muchos años he utilizado, en mi viaje laboral y profesional, un código no escrito de cinco atributos, equivalentes a las cinco marchas, que he denominado “las cinco íes”, haciendo siempre partícipe de ello a mis más cercanos colaboradores y compañeros. Quizás alguno, si lee esta nota, se acuerde de los tiempos en que tratábamos de fijar valores para hacer importante y digno nuestro trabajo.

Considero de suma importancia tenerlas presentes para el desarrollo de un trabajo y puedo dar fe de la tranquilidad que aporta saber que te encuentras dentro de su filosofía general. Por ello voy a enumerarlas de manera concisa pero suficientemente clara y que cada uno amplíe a su manera la propia calificación.

Interés en tu trabajo y en las funciones encomendadas. Si no existe interés es mejor cambiar cuanto antes.

Ideas para aportar al grupo y organizar las tareas y los equipos haciendo partícipes a todos sus componentes en la búsqueda del objetivo final.

Imaginación para superar las trabas internas y externas que nos vamos a encontrar, resolviendo los problemas y dificultades que siempre –incluso sin intención- aparecen en el camino.

Iniciativa para acometer y explorar nuevos caminos que no siempre están en la hoja de ruta prescrita por otros. Representar con firmeza al equipo y tareas asignadas a tu responsabilidad protegiéndolos del intrusismo, alpinismo laboral (trepas de oficina) y otros existentes que todos conocemos. Nadie te va a decir cómo darle carácter a tu cometido.

Innovación para buscar mejoras y asimilar las que por diversos caminos lleguen. Hay que tener una apertura de miras significativa para adaptar las mejoras técnicas y de control que se van ofreciendo en el mercado y en la propia dinámica de la empresa.

En mi larga trayectoria laboral, a mí sí me ha servido de mucho el reconsiderar con cierta frecuencia en qué punto me situaba yo mismo. Un análisis sincero te advierte de tus propias posibilidades de mejora.

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