Según aparece en la prensa, se
acaba de inaugurar la nueva prisión de Pamplona. La noticia destaca la no
apertura de la piscina cubierta
con un coste de 500.000 € y 50.000 € de mantenimiento anual y también la
posible reventa de 721 televisores
que tuvieron un coste de 100.000 € con destino de un aparato por celda y demás.
Olé con la coherencia de los recortes que marcan la crítica actualidad
económica del País.
Parece ser que el coste de esta
nueva prisión alcanzó cerca de 120 millones de euros. Importe fácilmente explicable
con semejantes partidas que se destacan. Habría que entrar en más detalles
sobre aparatos sanitarios, celdas, salas de biblioteca y gimnasio, etc. etc.
A donde quiero llegar es al criterio
que se utiliza, a la filosofía que se sigue y al objetivo final que se
pretende. Hay que aceptar que las prisiones y sus inquilinos están, en los
tiempos que corren, lejos de aquellas edificaciones inhumanas e insalubres con
los trabajos forzados por toda ocupación, pero si unas instalaciones están dirigidas
a delincuentes, malhechores, asesinos y demás, es justo pensar que no deben “disfrutar”
de comodidades, adelantos y elementos de ocio que la mayoría de la sociedad (en
este caso la víctima) no puede alcanzar ni trabajando de sol a sol ni mucho
menos en el paro (5 millones de personas más familiares afectados). Bastante
tienen con discurrir cómo sacar su familia adelante.
Es vergonzoso que instalaciones
como la que referimos disponga de comodidades dignas de un hotel de cuatro o
cinco estrellas. De acuerdo que lo principal para un preso es la falta de
libertad pero hasta este concepto es altamente discutible, no se diferencia
tanto de la que muchos ciudadanos tienen si consideramos los beneficios penitenciarios
y grados de libertad existentes durante el día.
No son discutibles los cuidados sanitarios en
cuanto a la limpieza, salud y alimentación que toda persona debe tener pero de
ahí en adelante habría que medir muy mucho qué mejoras puede alcanzar un
ciudadano medio mileurista. Una situación penitenciaria no debe nunca superarlo.
Es una total incongruencia y una injusticia social.
estoy contigo, pero tampoco te pases ¿vale??
ResponderEliminarya quisieran, por ejemplo colegios publicos, disponer de la mitad de esas istalaciones. Pero ya se sabe que España es diferente
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