
Nunca antes había disfrutado unas
vacaciones tan largas. En mis muchos años (afortunados) de trabajo creo que un
solo año llegué a las tres semanas, algunas veces dos semanas seguidas y la
gran mayoría semanas y días sueltos. En esta ocasión y encontrándome ya
jubilado he compensado, de alguna manera, aquellas deficiencias.
En estos casi tres meses hemos
estado (mi mujer y yo) practicando como “canguros” de nuestras nietas durante
algunas semanas. Labor esta, la de “canguros”, verdaderamente reconfortante
cuando se trata de los abuelos para con sus nietas. Cada día descubres en ellas
detalles y motivos maravillosos que, además de sorprenderte, te reafirman las
ilusiones y objetivos personales por los que, al fin y al cabo, has trabajado y
te has esforzado tantos años.
Hemos disfrutado días sueltos de
la playa, hemos estado unos días en Salobreña con nuestros hijos y nietas. La
pequeña (tres años) hizo la hazaña de nadar sola en la piscina de mayores y sin
manguitos; siempre en competencia con su hermana mayor que nada de escándalo.
A finales de julio estuve diez
días literalmente paralítico. Me atacó un lumbago bestial y comprendí una vez
más lo importante que es tener salud. Los efectos me duraron todo un mes,
asistí a fisioterapia y realmente aún sigo un poco tocado. Sé de quién hará un
chiste fácil de esto.
En agosto, sufrimos la muerte de
Sancho con toda la pena que estos hechos acarrean.
En septiembre nos hemos regalado
un viaje maravilloso visitando La Alberca en la provincia de Salamanca. Precioso
pueblecito en la Sierra de Francia-Parque Natural de Las Batuecas. Su tipismo
te transporta a otras épocas, lejos de índices de bolsas, primas de riesgo y
otros ratios financieros. La Abadía de los Templarios magnífica en sus salones,
jardines y en general toda su oferta hotelera. La subida y las vistas de La
Peña de Francia (lo malo es su nombre) son espectaculares y grandiosas por la
extensión de terreno que te encuentras a tus pies como si de repente tuvieras
algo de sobrenatural.


Cruzando un aburrido y cansino Portugal
llegamos al Balneario de Mondariz, complejo pionero del termalismo gallego y de
las principales Villas Termales de Europa. Todas las variantes que ofrece como
su palacio del agua, spa, circuito celta y otros muchos son un canto al Agua en
todo su esplendor, que unido a la incomparable belleza de sus edificios y del
propio entorno en el interior de la provincia de Pontevedra, con todo el aliciente
paisajístico natural de Galicia te hace sentir un relajante y estimulante estado
de bienestar por dentro y por fuera (llueva o no llueva).


Desde Mondariz nos movimos por
Vigo y Pontevedra, continuando nuestro periplo hacia La Coruña con parada en
Cerdedo, pequeño pueblecito de poco más de 2.000 habitantes y con raíces ancestrales
de mi mujer. De Mondariz a Cerdedo evitamos las autovías y nos metimos casi “monte
a través”. Fue, este un viaje, de esos que haces pocos en la vida y pasan a
engrosar el saco de “inolvidables” por la hermosura de sus montes y campiñas, sus
frondosos bosques con árboles de todas las clases, tupidos robledales,
encinares, abedules, castaños, la melodía suave pero firme de sus ríos y regatos,
los musgos, las hojas caídas. La niebla cubriendo las cimas de los montes como
solo la niebla en Galicia se muestra enxebre y amenazadora, que la ves moverse
como si te quisiera envolver para iniciar un sueño y un viaje a lo desconocido.
Finalmente llegamos a La Coruña
en donde tuvo lugar la gran mariscada. Con mis hermanos, cuñada, sobrinos y
amigos degustamos ricos y sabrosos camarones, percebes, navajas, centollos,
almejas, nécoras y una deliciosa empanada de xoubas, todo ello regado con un exquisito
vino de la tierra.


Toca el regreso. Volvemos por
Madrid en donde pasamos unos agradables ratos con los buenos amigos de hace más
de cuarenta años y acabamos de nuevo en casa, en Granada.
Al día siguiente de llegar y sin
podernos resarcir del cansancio que todo viaje lleva consigo, se nos meten en
casa los pintores para una semana de agobio y del “todo por el medio” que es
inevitable por muy cuidadosos y ordenados que sean los pintores.
Además de todo esto, celebramos
el día de San Miguel, el cumple de nuestro gran amigo Miguel, el cumple de mi
nieta (10 años), los santos de mi mujer, mi hija y mi nieta, procesión de la
Virgen en Salobreña, visita al dentista, ITV del coche y muchos episodios menores más que
no nos han dejado parar en estos tres meses.
Ayer, día 9 hemos podido
considerarlo como el primer día normal, de nuevo, y hemos reanudado las
costumbres de ejercicios, piscina, compras y demás hábitos entre los que sitúo
el escribir algo en este blog, aunque sea de vez en cuando.
buff
Me han gustado mucho tus vacaciones.
ResponderEliminarEspero que la mariscada te sentara bien, porque vaya pinta que tiene todo lo que dices.
Ya he leido los articulos mas recientes hasta llegar aquí y vaya repasito que pegas.
Te mando un fuerte abrazo, Javier.