martes, 22 de enero de 2013

CLAROSCUROS



Si bien el claroscuro es una técnica utilizada en la pintura y fotografía para resaltar ciertos elementos mediante variados contrastes de luces y sombras, puede aplicarse también a los comportamientos de los seres humanos. Creo que todos, al cien por cien, sin excepción, estamos en posesión de claroscuros en algún pasaje a lo largo de nuestra vida o incluso en las manifestaciones y comportamientos cotidianos con nuestra familia, amigos o compañeros de trabajo.
Es muy habitual oír decir a las personas que no se arrepienten de nada de lo que han hecho o dicho; esto es cierto en términos muy generalistas, pero realmente muchas de nuestras reacciones, decisiones o comportamientos serían modificados en el caso de volver a producirse, aun manteniendo el mismo objetivo y el mismo sentido. Solo en seres poco inteligentes podría entenderse no intentar mejorar alguna de aquellas actuaciones anteriores modificando las formas y maneras utilizadas en otro momento.
La forma de pensar que nos define y las formas de manifestarnos sobre nuestros puntos de vista exigen -en mi opinión- tener criterio (conocimiento de los asuntos con capacidad para comprender y buen juicio para analizar) y coherencia (nuestros hechos y palabras han de coincidir en lo básico) con firmes convicciones que transmitiremos correctamente si procuramos tener empatía con los demás, es decir, intentando ponernos en los zapatos del otro para mejor entender sus emociones. El fruto lo recogeremos según los grados de simpatía o antipatía que hayamos sido capaces de crear.
Si manejamos de forma natural estos conceptos, sabremos cómo nuestras manifestaciones son tomadas por alguna persona de los presentes –en un momento dado- o por un grupo en general. Si se prestara atención a ello se evitarían malos momentos, discusiones y situaciones violentas que, en definitiva, no son más que aquellos claroscuros a los que me refería al principio. Cada uno de nosotros, ha de ser hábil observando el desarrollo de una situación en la que se estén manifestando estas variaciones de luz o contrastes para saber cuándo parar, cambiar el rumbo, y conceder y respetar a los demás en sus puntos de vista siempre que exista criterio, coherencia y empatía.
Esta virtud no abunda precisamente en los tiempos que corren en los que todo está permitido para trepar en lo social o profesional. Las zancadillas, codazos y pisar cabezas están a la orden del día aunque finalmente el tiempo y la vida pone a cada uno en su sitio. Lo triste son los destrozos que se han producido por el camino.
Hoy, con este comentario, no pretendo más que romper una lanza en pro de las buenas maneras y del respeto, tanto a nivel particular como colectivo.

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